Si el universo deja de expandirse y las galaxias
dejan de alejarse unas de otras para hacer justo lo contrario, al cabo de un
tiempo toda la materia del universo acabará concentrándose en un agujero negro
colosal, lo que se conoce como Big Crunch.
Si el universo sigue expandiéndose, tal vez los
sistemas solares y acaso las galaxias mantengan su cohesión, aunque aislados
unos de otros por un vacío inmenso e insondable. O quizá la fuerza que impulsa
a la aceleración de esa expansión, la Energía Oscura, acabará afectando a la
materia de un modo mucho más directo, derrotando a la gravedad incluso en
distancias cortas, hasta que toda la materia, incluyendo los agujeros negros,
se desintegre en lo que se conoce como el Big
Rip, o Gran Desgarrón.
Ahora se han presentado las conclusiones de otra
investigación, según las cuales el universo se contraerá, pero no de un modo
progresivo como ocurriría si cesara la expansión y toda la materia del universo
se agrupara paulatinamente, sino de una manera súbita y drástica, mediante un
proceso comparable al cambio relativamente súbito de estado que se produce
cuando, al bajar la temperatura, llega un momento en que un líquido se
solidifica y al hacerlo cambian de manera crítica bastantes de sus propiedades.
A través de cálculos y estimaciones, el equipo
de Jens Frederik Colding Krog, del Centro de Cosmología y Fenomenología de la
Física de Partículas, de la Universidad del Sur de Dinamarca, ha llegado a la
conclusión de que, tarde o temprano, un cambio radical en las fuerzas del
universo hará que cada pequeña partícula en él se vuelva extremadamente pesada.
Todo, desde cada grano de arena en la Tierra, hasta cualquier astro del
universo, se volvería miles de billones de veces más pesado de lo que lo es
ahora, y esto tendría consecuencias desastrosas: el nuevo peso comprimiría toda
la materia en una pequeña bola supercaliente y superpesada, y el universo tal
como lo conocemos dejaría de existir.
Lo más inquietante de tales conclusiones es que,
según sus autores, esta contracción catastrófica del universo podría ocurrir en
cualquier momento, incluso mañana mismo, y no necesariamente en un futuro
distante como se suele predecir en otras teorías sobre la extinción del
universo. "La transición de fase se iniciará en algún lugar del universo,
y se extenderá desde allí. Tal vez la implosión ha comenzado ya en algún lugar
del universo y en estos momentos va camino de engullir al resto del universo.
Tal vez la contracción está comenzando aquí y ahora. O tal vez comenzará muy
lejos y dentro de mil millones de años. No lo sabemos", explica Jens
Frederik Colding Krog.
Este
proceso violento es una transición de fase y es muy similar a lo que ocurre
cuando, por ejemplo, el agua se convierte en hielo o un imán se calienta mucho
y pierde su magnetización. La transición de fase del universo se producirá si
se crea una burbuja donde el Campo de Higgs asociado a la partícula de Higgs
alcance un valor diferente que en el resto del universo. Si este nuevo valor
resulta ser de energía más baja de lo normal y si la burbuja es lo bastante
grande, dicha burbuja se expandirá a la velocidad de la luz en todas las
direcciones. Todas las partículas elementales dentro de la burbuja poseerán
masa, siendo mucho más pesadas que si estuvieran fuera de la burbuja, y por lo
tanto se pueden juntar y formar centros supermasivos.
"Muchas teorías y cálculos predicen tal
transición de fase, pero ha habido algunas incertidumbres en los cálculos
anteriores. Ahora hemos realizado cálculos más precisos y vemos dos cosas: Una
es que el universo probablemente se derrumbará sobre sí mismo. La otra es que
esa implosión es aún más probable que lo previsto por los antiguos
cálculos", explica Jens Frederik Colding Krog.
En la investigación también han trabajado Oleg
Antipin, Marc Gillioz, Jens Area, Esben Mølgaard y Francesco Sannino.
